Ideas preliminares sobre la protesta social.

Las manifestaciones de los últimos días nos fuerzan y arrastran a definir y gritar nuestra perspectiva de las cosas. Aturdidos, ansiosos, frustrados, indignados, olvidados y rechazados buscamos el lugar de enunciación. Y no me refiero tan solo al lugar lingüístico donde entendemos los hechos que vivimos con conceptos, nociones y sistemas complejos de sentido que nos permiten abstraer las particularidades de las circunstancias actuales para generalizar o generar una interpretación que explique qué clase de momentos estamos viviendo como sociedad. No me interesa una respuesta teórica ahora mismo. No me interesa una respuesta ¡Me interesa escuchar!

Pero no una escucha distraída y pasiva. De un receptor inactivo que en tercera persona asiste al espectáculo de la realidad con la distancia suficiente para construir perspectivas o juicios imparciales, prometedores de objetividad. La escucha que me asiste en este momento me empuja a salir, a tomar perspectiva de mi soledad y recortar la distancia con mis semejantes. A derogar la palabra del poderoso y atender el lamento de mi prójimo, de mi semejante. Del que siente y sufre como yo. Por esto, también hablo de un lugar material. Del lugar que le corresponde al cuerpo. El cuerpo que siente, come, habla, respira y , sobre todo, muere. Por las calles de las principales ciudades y municipios de Colombia se emite y escucha un reclamo generalizado por el derecho del cuerpo a ocupar un lugar digno en este territorio.

No sé cuáles hechos particulares puedan destacarse para construir e hilar la narrativa que explique las causas de esta revuelta y reclamo popular ¡Estoy demasiado cerca a ellos! Entre las pocas cosas que creo saber o sentir puedo destacar una: la sensación de derrota. Atemorizado e intempestivamente esperanzado me encuentro en medio de un gobierno que nos empuja de la protesta que demanda masivamente cambios sociales a la insurrección y rebelión que amenaza la seguridad y soberanía de la ley.

Las masivas protestas llevan noche tras noche al gobierno a profundizar su incapacidad de hacer un ejercicio distinto a la autoafirmación. Por un lado, el presidente responde al reclamo social con comunicados que muestran el corazón grande del Estado, exponiendo los proyectos sociales, que prometían equidad, y por otro, empinando la mano firme con la orden de ubicar a los militares en las calles para “controlar” las protestas y “proteger” el orden público.

Desde hace mucho tiempo hemos pagado con el más alto precio como sociedad el tan reclamado ‘orden público’ en momentos de disconformidad y demanda social. El costo para poder llegar al modo de vida medianamente ordenado, consensuado con los integrantes de esta «comunidad», de nuestra república ha sido la muerte. Pero no el acontecer natural del ser viviente que muere sino la voluntad corrupta de un individuo que vilmente asesina por ideas y posturas políticas a sus semejantes.

La violencia política en Colombia sigue cobrando día a día muertos. Los vencedores en este conflicto sin termino continúan azuzando los ánimos para que la ciudadanía agotada de la guerra continúe desbocada en la confrontación entre vencidos. Les conviene más la batalla entre esclavos que el levantamiento del amo por el vencido.

Aunque algunos propongan una perspectiva moderada , que cínicamente autodenominan ‘tibia’, buscando una solución «neutra», desideologizada, desinteresada; una que consiga alejarse del radicalismo en momentos radicales; una posición apolítica que solucione problemas políticos ( Esa es su propuesta. Una nada);Sin embargo, los tiempos actuales van solicitando con urgencia posiciones que reconozcan y atiendan las injusticias sociales.

El gobierno toma medidas temerosas. Pues se arma, se recoge y estigmatiza. La protesta social promete una enseñanza. Un aprendizaje histórico para una generación que asiste al espectáculo mediático de la guerra y vive el pequeño capítulo (que protagoniza Colombia) sobre la mal llamada guerra contra las drogas, pues ha terminado siendo la guerra contra el cuerpo vivo, negro, indígena y campesino. Hablo sobre la efectividad de la protesta. No sé que sigue… las palabras anteriores son fruto de un momento de autocompasión. De un momento esperanzador que mira gestarse poco a poco en el acontecer inmediato la negación de la palabra y el poder del gobierno……

Un comentario sobre “Ideas preliminares sobre la protesta social.

  1. Hijo, leí y releí, sobre las ideas preliminares de la protesta, resaltó la escucha y la guerra mal llamada contras las drogas es contra el negro, el campesino el indígena así es tqm

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